lunes, 28 de abril de 2008

Ella buscaba en su armario porque habia perdido la razon, yo exprimia diccionarios para poder hacer una cancion. No me acuerdo muy bien cuantos besos dejamos en cada esquina, pero imposible olvidarme de aquel cuarto donde aquella noche subio la adrenalina. Y se juntaron Rosario y la Capital, se juntaron el bien y el mal, se juntaron dos almas en una sola, se juntaron Sabina y Piazzola. Se junto una religion que era puro corazon con otra que nunca existio, se juntaron dos camas y no alcanzaban para tanto fuego, tanta accion, tanto descontrol. Elegimos el colchon mas chico y parecio de dos plazas, cuando el colchon termino bienvenido fue el piso del comedor de su casa. A cada beso caia una estrella, cada arañazo calmaba el dolor, cuando me acuerdo de ella, levanto mi vaso y miro a donde quiera que estes por nuestra cancion.

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