jueves, 10 de abril de 2008


A veces me pregunto por qué no lloré aún tu partida, y en cada pregunta encuentro como respuesta que dejaste un vacío tan grande que ni lágrimas quedan en mi.
A veces me pregunto por qué te fuiste tan repentinamente, y en cada pregunta encuentro como respuesta que fuiste un ángel que cumplió su misión en mi vida y tuvo que partir hacia otro lado para hacer feliz a alguien más.
A veces me pregunto por qué mi cabeza no registra tu partida, y en cada pregunta encuentro como respuesta que el recuerdo que llevo de ti es tan fuerte que es como si aún estuvieras a mi lado, haciendome compañía.
A veces me pregunto por qué no siento rencor hacia ti después de todo lo que sufri en nuestra historia, y en cada pregunta encuentro como respuesta que me enseñaste tanto a querer que ya olvidé cómo odiar.
A veces me pregunto cómo aprendí a vivir sin ti y olvidar, y en cada pregunta encuentro como respuesta que tan solo soy el reflejo de tu recuerdo en mi.

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