Tuve un fin de semana bastante particular. Ojo, no se crean que tengo una vida intensa, porque nada que ver. Pero por mi pasaron todas las emociones habidas y por haber. Tuve muchos momentos de reflexión, tuve otros de claridad. No fue un fin de semana bolichero, nada más lejos de eso. Y quizás fue a partir de esto que le puedo decir particular, no?
Descubrí que yo me estaba esforzando por caretear situaciones y era innecesario. Me liberaron del arduo trabajo de caretear. Voy a estar eternamente agradecida a quiénes lo hicieron. También me di cuenta de lo mucho que disfruto de estar sola, en paz, en mi cama, haciendo nada. Es uno de mis nuevos hobbies.
Este fin de semana aprendí a permitirme estar mal. Entendí que está bien y es normal tener días (momentos) bajón.
Y lo más importante, aprendí, entendí, descrubí, me dí cuenta, que tengo conmigo a la gente que quiero tener. Que no necesito de nadie que ya no sea parte mía, para ser o estar. Que bastante me cuesta lidear con estas personas y nuestras respectivas relaciones como para pretender sumar gente a mi círculo social.
Pero así y todo, después de este fin de semana reflexivo, sigo inquieta, tengo mucha incertidumbre. No sé por qué pero vivo impaciente, esperando algo (no sé qué). En fin, quedará pendiente para el próximo fin de semana.
3 comentarios:
Me gustó eso de permitirme está mal, igual creo que yo me excedí, pero, las lágrimas limpian el alma también, bah no sé si lloraste, yo soy llorona, por eso el comentario. Y me gustaría ser un poco coherente, pero hace dos días que casi no duermo, y no doy más xD
Yo también disfruto estando sola. Aunque mi (ex) psicóloga me decía que es contraproducente en mi caso porque soy de pensar y analizar demasiado las cosas, y por ahí si estoy acompañada no me enrosco tanto con mis cosas.
Eso es un fin de semana productivo.
No hace mucho me sentía igual. Esperaba algo y no sabía qué. Ahora no sé decir en qué etapa estoy, pero esa incertidumbre, desapareció.
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